Kleos Guiniguada es un proyecto que invita a pasear el barranco homónimo, redescubriendo y recomponiendo algunas de las singularidades geológicas, biológicas y culturales que lo han ido conformando a lo largo del tiempo.
Una propuesta compuesta por una cartografía digital, una obra sonora, una experiencia gastronómica, un perfume y una serie de intervenciones paisajísticas (site-specific).
Concebida para ser experimentadas in situ, la propuesta se articula a través de un paseo de ida y vuelta desde la desembocadura del Guiniguada hasta Fuente Morales. Un trayecto que recorre 6,4 km de distancia y más de 14 millones de años de antigüedad, narrados a través de 6 temas distribuidos en el espacio:
AGUAS presta atención al rumor del Guiniguada para despertar su memoria, que se extiende por la ciudad a través de cursos soterrados, canales, acequias, fuentes y lavaderos -algunos de ellos aún existentes-, elementos que hasta hace poco fueron auténticas infraestructuras sociales de lo cotidiano.
BANCALES aparece tras El Pambaso. Se trata de un paisaje agrícola, construido con humildad y paciencia a partir de los materiales a mano. Aquí, piedras oscuras de basalto. Allá, lajas de fonolita. Cerca de las canteras de toba, regulares sillares claros… y así hasta conformar una extensión de más de 30 km de muros lineales, muchos hoy en peligro de abandono.
CULTIVOS representa el contenido simbiótico de los bancales del Guiniguada. Un contenido agrícola cuya sucesión ha sido abrupta a lo largo de la historia (desde los cultivos de caña de azúcar, al de la cochinilla, los plátanos y otras frutas tropicales recientes...) e ilustra la continua transformación del territorio a través de bancales y otras infraestructuras creadas por la mano del hombre -como molinos o ingenios- que fueron precisamente construidos aquí por primera vez en las islas.
CUEVAS aparece a mitad del recorrido. Sobre los bancales, en paredes más escarpadas, estas oquedades ocupan justo los estratos blandos de tobas y piroclastos. Protegidas, y climáticamente más estables, en las cuevas de la isla se han conservado restos biológicos de cosechas y semillas de diferentes especies. A través de dichos hallazgos podemos reconocer a los aborígenes canarios como “guardianes de semillas” (término acuñado por Jacob Morales) y recomponer, a través de las preexistencias, los paisajes que con ellos portaron desde el continente africano, y que aquí cultivaron con ahínco.
AROMAS nos recuerda que el paisaje que nos rodea es mucho más que humano, poniendo el foco al margen de los cultivos domesticados, allí donde afloran especies silvestres como tabaibas o cardonales. Algunas de ellas, como las salvias canarias, ricinos o balos, dependen en gran medida de la existencia del lagarto gigante de Gran Canaria (Gallotia stehlini) para garantizar su distribución por el barranco, pues los frutos por ellos digeridos alcanzan mayor fertilidad y pueden prosperar con mayor facilidad. Atendiendo a ello, podemos decir que este tímido y enorme lagarto es uno de los principales “jardineros” del barranco de Guiniguada; y siguiendo sus atributos profundizaremos en la dimensión aromática de este paisaje.
ESTRATOS cierra en círculo el relato que comenzó con las aguas en la ciudad. Aguas que provenían justamente del punto más alejado de este recorrido: Fuente Morales. Precisamente allí afloran, visiblemente, registros geológicos que nos permiten comprender la creación y destrucción continua del barranco. Un proceso de más de 14 millones de años que ha determinado material y morfológicamente la coevolución de la diversidad biológica y cultural del Guiniguada.