Citrus × aurantium L.
RutaceaeSe dice que el naranjo se extendió por otras partes del mundo desde China trayendo consigo la leyenda de que aseguraba la felicidad a su dueño. Árbol por tanto positivo, asociado al paraíso en numerosas culturas, para los clásicos griegos y romanos la fruta del naranjo serían las mismas manzanas de oro (aurantium significa “de color dorado”) que Hércules robó del Jardín de las Hespérides.
Los árabes lo introdujeron entre sus cultivos predilectos especialmente por su valor ornamental, dado el bello color de sus frutas y el perfume de su flor, el azahar. A través de esta civilización se instala definitivamente en el sur de Europa durante la Edad Media. No obstante, los reyes musulmanes de al-Andalus lo usaron en la composición de patios donde los cuatro ángulos del mismo estaban rehundidos y en cuyos parterres se sembraron naranjos, de modo que al pasar por los andenes altos se podían recolectar sus frutos y oler de cerca sus flores. Unos patios que simbolizaban la prefiguración del paraíso en la Tierra.
En Sevilla, la mayor parte de la producción de cítricos de esas huertas se exportaba a los países del norte de Europa, principalmente a Inglaterra, para la elaboración de mermeladas. Según cierta tradición inglesa, un médico francés se la recomendó a la reina María Tudor para solucionar sus problemas de falta de apetito, naciendo así la Mary-malade que con el tiempo se transformó en marmelade. La identificación de la naranja amarga con la ciudad es tal que el fruto en los países anglófonos es conocido como Seville orange – naranja de Sevilla.