La naturaleza de los huertos de la Vega de Triana se nos ha mostrado cada vez más clara y más compleja conforme nos hemos ido aproximando a ellos a través de visitas cada vez más frecuentes.
El conjunto de huertos actualmente no cuenta con ningún tipo de iluminación artificial y el huerto se queda vacío tras el atardecer, por lo que nuestra intervención debía poder ofrecer alternativas.
Cuanto más intensa se ha ido volviendo nuestra relación con el emplazamiento, más conscientes hemos sido de la capacidad de nuestra intervención y, cuando decimos “nuestra”, nos referimos a una intervención que implica a artistas, colectivos y hortelanos. De esta manera hemos podido diferenciar entre la acción artística en sí misma, efímera y delimitada en el tiempo, y la huella que queda en el conjunto de huertos después de la intervención, duradera y cambiante.
La naturaleza del equipo artístico motor nos conecta con una intervención basada en el movimiento, el movimiento de los cuerpos y de las luces que los alumbran. El interés por ligar las luces a los cuerpos nos ha llevado a pensar en artefactos que permitan que no sea la luz la que determine el espacio de la mirada, sino que sea la mirada la que controle la luz en función del objeto observado. Así podíamos pensar en un espacio dinámico en el que los ocupantes, también portadores de luz, muestran un entorno que cambia con cada una de sus decisiones y con su movimiento y que se transforma desde la acción individual y la conciencia de comunidad.
Así que decidimos trabajar con frontales de luz que se llevan en la frente, con focos similares a los que llevan los mineros para trabajar en la oscuridad. Si bien estos artefactos no se insertarán en un casco, sino que se ajustarán a la cabeza como coronas florales. A partir de esta imagen decidimos transformar estos frontales incluyendo ornamentación vegetal que los convierta en coronas de celebración de la cosecha. El artefacto presentará, a través de tres capas, una gradación de lo artificial a lo natural superponiendo a la linterna de iluminación led un soporte ornamental de madera, cortado con una herramienta digital de corte láser, sobre el que se dispondrán elementos vegetales naturales procedentes del huerto.
Para el diseño de estos artefactos hemos podido contar con la colaboración de Fab Lab en la fabricación de los soportes de madera, con Anna Jonsson en el diseño de las coronas y con los niños y padres de algunas de las AMPAS vinculadas a los huertos que a través de talleres elaborarán la parte vegetal.
Estos artefactos se ligarán a los huertos en las dos temporalidades de la intervención, de forma efímera en el evento inaugural y de forma duradera quedando como propiedad del huerto y posibilitando el acceso al mismo tras la puesta del sol.
El evento inaugural será por tanto una parte esencial de la propuesta. Esta acción se articulará en torno a la danza y la música, con la intervención de Eloisa Cantón y Rocío Guzmán, y se desarrollará como un acto de celebración de la comunidad de los huertos. A lo largo del evento se mostrará el huerto en una recepción para allegados y amigos, en primer lugar con luz natural y más tarde, gracias al encendido de los treinta y siete artefactos para adultos (uno por cada huerto) y otros veinte para niños, se recorrerá el conjunto de huertos de una forma nueva y en comunidad. Además, Anna Jonsson fabricará un objeto singular que quedará expuesto en el huerto las dos semanas siguientes a la inauguración.
La entrega de estos artefactos lumínicos a los hortelanos se hará durante el evento para que se queden en ese espacio para siempre. Para ello se dispondrá de un cofre con candado de cuya llave se realizarán treinta y siete copias, una para cada hortelano, pues los artefactos no pertenecen a cada hortelano sino a la comunidad y cada uno con esa llave podrá disponer en sus visitas de cuantos estén disponibles. De hecho, la visualización de las redes a las que pertenecen los hortelanos será otra de las huellas deseadas de está acción para favorecer la cohesión de esta comunidad.
Atendiendo a una necesidad transmitida por los hortelanos, aparecerá un complemento a la intervención principal: tres bancos de madera convertibles para permitir la incorporación de toldos que favorezcan la estancia en el recinto. Este complemento ha sido posible gracias a la colaboración del Aula de Cultura de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura y a Estudio Pepino, equipo coruñés responsable del diseño de estos bancos.
De esta forma, nuestra intervención sobre la luz y el movimiento ha activado un proceso de efecto multiplicador en el que a través de una intervención efímera se activan y ponen en carga comunidades y redes de colaboración con vocación de permanencia.
Fdo. María CabezadeVaca y Fran Pérez.