Bajo los árboles del jardín del Casino de la Exposición, dio comienzo la segunda sesión de la jornada 'Paisajes Circulares' dentro de la segunda edición de ‘Jardines en el aire’. Esta mesa de diálogo estuvo centrada en las prácticas que llevan a cabo los colectivos y creadores participantes. Estuvo moderada por José Pérez de Lama, que en esta ocasión lo hacía representando a Arquitectura Contable, un blog que nació en 2014 de la inquietud de varios profesores universitarios dónde publican reflexiones sobre sociedad, política, economía, cultura contemporánea y universidad. Junto a él se sentaron Alice Attout, arquitecta belga y una de las integrantes de Recetas Urbanas, proyecto pionero de autoconstrucción, reciclaje de edificios y promotor de la autogestión ciudadana en la arquitectura. El tercer miembro de la mesa era Fran Díaz, arquitecto, profesor universitario e investigador sobre las formas de diseñar en común para mejorar la vida. Una idea que aplica el colectivo del que forma parte, Autofabricantes, dedicado a crear prótesis con tecnologías libres tipo arduino. Diseños que desarrollan con los propios usuarios, niños en su mayoría, y con una comunidad multidisciplinar. El proyecto se inició en el Fablab de Sevilla, pero se desarrolló en el Medialab de Madrid.
Tras la presentación, José Pérez de Lama, recordó los cuatro pilares a los que se hace referencia en el libro de Lo-Tek de Julia Watson y a partir de los cuales se organizó este encuentro: El conocimiento exhaustivo de las plantas por parte de las comunidades, la gestión de recursos a partir de prácticas accesibles y distribuidas que propician la diversidad y no la agotan. La aparición de instituciones de gobernanzas singulares distribuidas y flexibles que permitan la autocorrección del sistema y el afloramiento de manifestaciones artísticas, creencias y ritos destinados a transmitir y continuar dichos vínculos en la comunidad.
“Ideas que definen los ‘paisajes ejemplares’, eso que aspiramos a volver a construir para hacer viable el mundo para nuestras hijas y nietas”, afirmó Pérez de Lama, que inició el diálogo preguntando a ambos participantes en qué medida sus proyectos recientes se relacionan con esta secuencia de Lo-Tek.
Y la respuesta fue que para lograr esos ‘paisajes ejemplares’ hay que esperar que las prácticas vayan más allá de lo previsto. “Si queremos buscar resultados excepcionales, tenemos que superarnos a nosotros mismos”, afirmó Alice Attout, que ilustró su reflexión con algunos de los proyectos de Recetas Urbanas.
Uno de ellos en Paraguay, donde les encargaron mediar con una comunidad para pedir al Ayuntamiento de la localidad, un punto de luz a cambio de plantar mil árboles. Finalmente se plantaron el doble de árboles y la institución daba por hecho que querrían otro punto de luz. ‘Los árboles son buenos para todo el mundo. No queremos más puntos de luz. Buscamos la excelencia’, les respondieron ellos. Algo similar les ocurrió con el proyecto de centro sociocultural en la Cañada Real de Madrid. Construyeron el espacio con el vecindario y el resultado fue de mayor tamaño que el que se planeó en un principio. Las instituciones, en este caso Ayuntamiento y Comunidad de Madrid también temieron que les pidieran más dinero, sin pensar que “salieron más metros porque la gente disfrutaba construyendo. Siempre hay que dejar espacio a lo que pueda pasar”.
Fran Díaz continuó con la idea de que al abrir otras posibilidades de acción surgen otras cosas. Autofabricantes nace en Sevilla para la creación de una prótesis mioeléctrica para una niña que aún no había nacido. Ahora trabajan en ocho proyectos diferentes con 20 o 30 personas involucradas. “Y eso ha sido por abrir otro tipo de prácticas y permitir que permeen otras maneras de hacer”, indicó Díaz. “Nos dimos cuenta de que ese problema lo tenía más gente y lo articulamos en una comunidad que ha ido creando todos los recursos que necesitábamos (ingenieras, terapeutas, impresión 3D, etc.). Esa ampliación del grupo propició su marcha a Madrid, donde siguen trabajando. “A pesar de los vaivenes”.
Y enlazando con la idea de herramientas, eje de esta sesión, el propio Fran Díaz, planteó que la clave es que esas herramientas se utilicen para que un problema personal se convierta en colectivo. “Hay que generar alternativas que nos posibiliten mundos mucho más allá de lo que propone el mercado”.
Buscar el interés común es el objetivo principal, aunque a veces es difícil, indicó Alice Attoutt, en relación al trabajo con las diferentes comunidades. Sin embargo, señaló Fran Díaz, se trata de desplegar y hacer ver las posibilidades de lo que se puede hacer.
En este punto, José Pérez de Lama, retomó la idea de partida sobre el uso por parte de las comunidades descritas en Lo-Tek, de herramientas y tecnologías accesibles, distribuidas, que propician la diversidad y no la agotan. Recetas Urbanas aplica esa idea, afirmó.
Desarrollando esta cuestión, Alice Attout, recordó que el concepto de receta surge por la idea de hacer un inventario de lo que hay, a modo de ingredientes (cuba, andamio) y ver como unirlos para que salga algo y se replique en otros espacios con otros colectivos. Pero, a medida que crecen los proyectos, las recetas no sirven para todos por igual, van cambiando según los materiales, según los participantes... Y puso sobre la mesa una cuestión importante: la responsabilidad de un edificio público autoconstruido. “Con el mobiliario en la calle es más fácil porque el riesgo es menor, pero para un edificio público, alguien tiene que estar detrás del proyecto y firmarlo y asumirlo. Deja de ser una receta en ese momento”.
“Al final se trata de un debate entre lo legal y lo legítimo” apuntó Fran Díaz, que insistió en que ateniéndose a la norma es difícil trabajar, más en el caso de Autofabricantes, cuyo trabajo entra en el campo de la salud y de la ciencia. “Hay que buscar los espacios de libertad que encontramos”, aludiendo a la posibilidad que supone entrar a través del ámbito de la cultura, algo en lo que coinciden con Recetas Urbanas. “En Medialab no entraba la academia ni la ciencia. Han entrado después para certificar si los resultados son válidos o no”. Son espacios híbridos en los que trabajan ciudadanos con todos los conocimientos necesarios junto a quienes van a usar realmente las prótesis, que suelen ser niños. “Batallas y tensiones entre lo que te permite la norma, que es nada y la necesidad real de tener la autonomía de tu propio cuerpo”.
En este punto, José Pérez de Lama preguntó por el funcionamiento de la autoconstrucción en las prácticas de Recetas Urbanas “¿Dais cursos de construcción?”
Alice Attout respondió que esa idea de autoconstrucción o de dar “clases de albañilería” es muy utilizada por los medios de comunicación cuando se habla de sus proyectos. Sin embargo, ella recordó que “lo que hacemos es ensamblar, no poner ladrillos o hacer mezcla y eso lo democratizamos” y además buscan instaladores cualificados que quieran compartir parte de su trabajo.
Por otra parte, Attout, volvió a la reflexión sobre el papel de la academia y recordó que en la universidad no se enseña este modelo de arquitectura que ellos practican. Debería enseñarse en qué consiste la arquitectura reversible “es mucho más sostenible, utiliza de base materiales reutilizados” y que se entienda que no se debe demoler un edificio, sino aprender a deconstruirlo. Algo que resulta difícil de asumir por las administraciones. Recordó un proyecto arquitectónico temporal realizado por Recetas Urbanas en 2005 en Castellón con el fin de propiciar un espacio para colectivos sociales. Cuando al cabo de los años dejó de tener ese uso, desde Recetas Urbanas, pidieron que se deconstruyera y se repartieran los materiales a otras entidades públicas.
La posibilidad de ofrecer herramientas para que todo el mundo las pueda utilizar no es fácil. Esta dificultad, añadió Pérez de Lama, es aún mayor cuando hablamos de software libre. Se intentó con FabLab en la Universidad de Sevilla, Medialab en Madrid ha avanzado más, pero es muy complicado.
Una reflexión que compartía Fran Díaz, que destacó que la clave para que un proyecto de código abierto sea utilizado posteriormente, es su capacidad de replicabilidad. Es decir, que los materiales, la tecnología, el lenguaje, sean accesibles en otro momento y otro lugar diferentes al que se ha pensado en un principio. “La accesibilidad debe llevarse a la radicalidad de lo que significa”, afirmó. En su trabajo con las prótesis hay ejemplos evidentes. “No vamos a instalar un motor de 700€ o unos sensores especiales y difíciles de programar, porque eso impide la replicabilidad de la prótesis.” “El hardware libre es una utopía” afirmó. “El objetivo es generar alternativas que pongan en cuestión lo que se hace de manera sistémica y hacerlo cambiar”.
Siguiendo con el hilo de las ideas planteadas en la obra de Julia Watson, Pérez de Lama preguntó a ambos de qué manera sus prácticas ‘propician la diversidad y no la agotan’.
Fran Díaz inició la reflexión indicando que el principal problema lo constituyen los límites, no de los recursos, que se asumen, sino de la energía de las personas que trabajan en los proyectos. La realidad vital de cada persona que se incorpora es diferente y hay que adaptarse a los ciclos de cada una. “Ese conjunto de ciclos, afectos y cuidados, hay que intentar enhebrarlos muy bien, para que el recurso más preciado que tenemos, que es nuestro tiempo y nuestro conocimiento puesto en común, sea renovable y duradero”.
“La sinergia es básica dentro de la participación" añadió Alice Attout, que defendió el papel de la fiesta dentro de los procesos como forma de propiciar el encuentro y mantener la energía común. “Es difícil mantener viva la energía con gente que lleva años luchando y no encuentra el modo de llevar a cabo sus propuestas”.
Las dificultades son muchas y la urgencia es una de ellas. Ambos recordaron que la primera prótesis de Autofabricantes, la de la pequeña de Sevilla que aún no había nacido cuando se comenzó a elaborar, tuvo un carácter urgente porque el dispositivo tenía que adaptarse a las terminaciones nerviosas de la niña cuanto antes.
Tras esta reflexión apareció un tema recurrente en estos contextos que monopolizó gran parte del debate posterior con el resto del público asistente: la sostenibilidad de los proyectos. José Pérez de Lama reconoció que para un profesor universitario es más fácil porque tiene un sueldo garantizado, pero fuera de lo público “¿de qué vive la gente teniendo en cuenta que estamos inmersos en un sistema capitalista?” “¿estamos regalando nuestro conocimiento al capital?”
En cuanto a los participantes de la mesa, Alice Attout reconoció que si tuvieran más seguridad económica en Recetas Urbanas “no estaríamos tan agotados presentando proyectos. Es difícil, pero como estamos convencidos, pues seguimos”.
La sostenibilidad de un proyecto como ‘Autofabricantes’ también es difícil. Están organizados como asociación de la que forman parte unas 15 personas que trabajan de forma voluntaria. “Si dependemos de presupuestos anuales es un fracaso”, aseguró.” Buscamos la sostenibilidad de alguno de los proyectos, pero es difícil. Que proyectos de hardware y software libre intenten ser sostenibles en ámbitos de diálogo con el mercado... No lo hemos conseguido”.
Una vez abierta la cuestión de la financiación de los proyectos, algunos de los asistentes relataron sus experiencias al respecto. La interacción con el capital es compleja y más en lo relacionado con software y hardware libre. “es muy difícil mantener los proyectos” señaló Misael Rodríguez, uno de los creadores asistentes a la jornada, que narró las dificultades con las que se ha encontrado en los diferentes proyectos en los que ha trabajado. “A veces terminas trabajando para grandes empresas y genera un dilema ético, pero lo público no se interesa por financiar nuevas tecnologías hasta que han pasado diez años”.
Fran Díaz, recordó que a veces se ganan pequeñas batallas. Como el caso de acuerdos a los que ha llegado Autofabricantes con la Escuela de Ingeniería Aeronáutica en Madrid. Llegan estudiantes a hacer sus trabajos de fin de carrera o de master y en el convenio la Escuela ha aceptado que todo lo que produzcan los alumnos tiene que estar liberado en código abierto. “Muchas veces depende más de la persona concreta que de las instituciones”.
En el caso de ‘Recetas Urbanas’ Alice Attout aseguró que “pecan de pobres”. Desde su colectivo se preocupan por la reutilización de los materiales y esto lo vinculan a unas cláusulas. “Le ponemos cifra, le hacemos firmar un contrato a la entidad que lo recibe. Si va a dejar de tener uso, se compromete a avisar de que ya no hace falta para valorar en que otras comunidades puede ser útil”
Al hilo de esta práctica habitual en “Recetas urbanas” sobre la reutilización de los materiales, José Pérez de Lama aludió a la necesidad de decrecer para sostener el planeta, a pesar de que la base del capitalismo es el crecimiento, “como señala David Harvey”, recordó, “vivimos en una crisis de acumulación”. “¿Sirven o no nuestras prácticas para tender al decrecimiento?”.
En otra de las intervenciones, Sergio Rodríguez, de Nomad Garden, hizo referencia las posibilidades que ofrecen las ciudades más allá de la economía reglada, pero que no se potencian. En ese sentido Attout insistió en que esas dificultades con las que se encuentran los ciudadanos por parte de las instituciones, paralizan las iniciativas que puedan tener.
Sergio Rodríguez también hizo alusión al proceso de implantación de la primera prótesis creada por Autofabricantes, cuando había que tenerla lista para engarzarla con las terminaciones nerviosas de la pequeña justo cuando naciera. Esa idea de unas terminaciones nerviosas esperando para unirse a la prótesis, podrían ser una metáfora de lo que se espera que sean los Paisajes ejemplares. “podían ser como prótesis para activar esas terminaciones nerviosas que ya están ahí esperando y podrían prosperar”.
También fue una constante en el diálogo entre los asistentes la idea de replicabilidad. Alice Attout señaló que el hecho de que una experiencia pueda llevarse a cabo “ya es un recordatorio de que es posible. Que otra comunidad puede hacerlo. Eso es la replicabilidad”.
Las expectativas que se crean en las comunidades con las que se trabaja fue otra de las preguntas que surgieron. Algo complicado, sobre todo en prácticas como las de Autofabricantes, que realizan prótesis para niños.
Ante esto, Fran Díaz explicó que las expectativas son la base de inicio del proyecto. Hay que dejar claro a las familias que contactan con ellos cuales son los pasos que hay que dar para lograr una solución medianamente óptima, incluyendo la posibilidad de que no salga como se espera. “Hay personas que lo ven y otras que no. Lo fundamental es actuar con transparencia y pedagogía”.
Alice Attout, por su parte, destacó que los procesos de autoconstrucción suelen generar mucha alegría entre las comunidades “creen que es magia” afirmó.
José Pérez de Lama aludió a la idea de Spinoza sobre los afectos alegres y los tristes. Los alegres aumentan la potencia para hacer cosas. “Los ‘Paisajes ejemplares’ serían los que aumentan esa potencia”.
Por último, en relación con estas herramientas que deben permitir la replicabilidad más allá de los intermediarios, surgió una pregunta sobre la posibilidad de autoreparación cuando no estén los intermediarios.
Alice Attout, explicó que en ‘Recetas Urbanas’ elaboran un manual de uso y mantenimiento para que ellos puedan hacer las reparaciones y seguir el protocolo de la autoconstrucción colectiva.
En el caso de las prótesis de ‘Autofabricantes’ ¿es posible? En respuesta a esta pregunta, Fran Díaz, subrayó que uno de los mayores logros del proyecto es cuando alguno de los niños con los que han trabajado les dice “Ya no nos hacéis falta. Ya sé arreglarlo yo”.
Con este final y tras varias horas de conversación, tuvo lugar un receso para alimentar los cuerpos y las mentes y llegar a la tercera mesa con tanto entusiasmo como se tuvo en las dos primeras.