Originaria del sur de Europa, se puede encontrar hoy por casi toda Europa. Esta planta rastrera o colgante y rupícola es habitual en muros, tejados, huertos y márgenes de caminos en lugares más bien frescos, húmedos y preferentemente calizos. Muchos de sus nombres comunes aluden a esta cualidad: hierba de campanario, velo de virgen, palomilla de muro... y también lo hace su epíteto específico muralis. El nombre del género, Cymbalaria, alude al parecido de sus hojas redondeadas a un címbalo (platillos o cimbales), aunque también es frecuente que tengan forma reniforme o lobado-palmeada.

En sus pequeñas flores predominan colores violáceos, con partes en amarillo y blanco. Una de sus peculiaridades es cómo propaga sus semillas: el tallo floral crece hacia la luz, como es habitual, pero tras la fecundación su fototropismo se vuelve negativo, huyendo de la luz lo que dirige sus semillas hacia grietas u oquedades donde germinarán mejor.

Con atribuidos usos medicinales desde antaño (antiescorbútica, diurética, tónica), generalmente en infusión de sus flores secas. Aunque no es raro que se considere una planta invasora o "malahierba", hoy también se utiliza en jardinería como tapizante y en rocallas.