La jornada ¡Viva La Oliva! daría mucho de sí y no podía dejar de reflejar un proyecto colectivo relativamente reciente, pero que ya tiene su peso en la comunidad de vecinos. Se trata de la red Moneda Social Oliva, que montó un estand informativo en la Plazuela del Estanco, mientras se desarrollaba el escrache artístico y la gente se acercaba a curiosear o decidida a colaborar. Quienes allí acudieron con sus hijos e hijas seguro que se llevarían una buena alegría al ver sus caras radiantes ante la iniciativa llevada a cabo por la red: regalar un juguete a los niños que se asomasen al estand. “Sólo podéis llevaros uno cada uno, ¿eh? Así habrá para todos”, se apresuraba a aclarar una representante de la red que atendía el estand. Pero, ¿de dónde habían salido todos aquellos juguetes?
Aprovechando el acercamiento de las madres y los padres de los chicos, integrantes de esta moneda social les informaban sobre su utilidad y les animaban a sumarse a una red que ya cuenta con unos 150 usuarios. Surgida hace dos años en la barriada que le da nombre, la Moneda Social Oliva ha crecido de la mano de otra experiencia similar con una amplia trayectoria en Sevilla, el Puma. Al igual que aquella, esta moneda permite hacer intercambios directos o indirectos de forma libre, donde el valor lo establecen los propios usuarios. Chari tiene en su cartilla un saldo positivo de 3’60 olivas, lo que quiere decir que podrá elegir entre la oferta de productos y servicios de otros usuarios para gastarlas. Entre sus últimos apuntes de compra figuran libros, licores o ropa de segunda mano. Por su parte, desde que se inscribió ha ofrecido galletas y pan elaborados por ella misma. “Alguna gente nos llega diciendo que no sabe qué ofrecer, pero en realidad todo el mundo puede aportar algo: desde acompañar a una persona anciana a cocinar o incluso actualizar un currículum, todo tiene valor”.
Es una de las funciones de la moneda social: poner de relieve las capacidades y el saber hacer de cada persona, más allá de lo que dictan los mercados. “La Oliva existe para pelearnos con el euro”, dice Chari, “y contra esa idea de que si no tienes euros, no puedes vivir”. En su opinión, estos intercambios son más “sanos” y promueven la reutilización de los objetos. “Aquí son las personas quienes enriquecen la economía, y no al contrario. A nadie le interesa acumular 200 olivas porque no puedes generar intereses con ellas ni invertirlas, sólo intercambiarlas por lo que otros ofrezcan”. En esencia, la moneda social se basa en la confianza y el compromiso con la comunidad.
Para coordinar su funcionamiento, hay asambleas abiertas periódicas donde se plantean dudas y nuevas posibilidades de uso. Asimismo, todos los martes el grupo motor celebra un encuentro en la sede de la Asociación de Vecinos de La Oliva. Finalmente, se organizan mercados puntuales cuyos estands y productos van variando, ya que no hay nada fijado de antemano. Como en la jornada ¡Viva La Oliva!, todos estos actos públicos parecen una manera de reforzar las relaciones personales entre usuarios de la red. “Una red de solidaridad” es la forma con la que mejor resumen Chari esta iniciativa. Y es que resulta mucho más fácil (y certero) definir la realidad para aquellas personas que la viven de cerca: ella es quien había recogido, de la escuela donde trabaja, los juguetes para darlos a los chicos de La Oliva. Ella, que en realidad vive en Bellavista. “Creo que el acto de regalar equilibra mucho el carácter consumista de las navidades”.
También fue un regalo, y un manjar, el almuerzo preparado por los propios vecinos de la Asociación Familiar La Oliva para esta jornada: unos estupendos garbanzos con langostinos que dieron a los participantes fuerzas para continuar con las actividades de la tarde. Como en la celebración de una gran familia, así nos sentíamos todos, aunque tal vez con una selección musical más cuidada de lo que es habitual en este tipo de festejos. Primero, con Alfonso García Cano en las labores de DJ, acompañando la animación de la Plazuela del Estanco con estilos musicales de lo más diversos: del rock andaluz al acid jazz, pasando por auténticas rarezas del pop patrio. Más tarde vendría la charanga en todo su esplendor.
Fdo. JWSVQ