Atardecer en el Huerto del Rey Moro, rodeado de desconocidos que acaban abrazados tras la experiencia sonora maravillosa de José Manuel Ariza. Donde aprendemos hasta a escuchar los juegos de los niños, que lejos de molestar son el complemento perfecto. La recogida simbólica del testigo de una idea que esperemos perdure por los años, como este huerto fantástico.
Fdo. Juan Duque Olvia