Viajar al pasado entre las habitaciones donde Murillo pasó sus últimos años y moverse por diferentes paisajes del futuro que dibujan una ciudad deseable. Esta es una de las infinitas formas de describir la experiencia del visitante al espacio-taller de la tercera edición de Luces de barrio.
Tras varios meses de trabajo y convivencia con las comunidades educativas de los colegios San José Obrero (Macarena), Andalucía (Barriada Murillo), IES Salvador Távora (Rochelambert), Huerta Santa Marina (Casco Antiguo) y Vélez de Guevara (Torreblanca), distantes entre sí, trazamos en Casa Murillo un itinerario para recorrer en pocos metros cinco hábitats idílicos que abren una puerta a un futuro mejor y nos conectan con otros mundos.
Al llegar, el martes 19 de diciembre, nuestro viaje comenzaba sintonizando con el arquitecto Alejandro de la Sota y su proyecto de unas casas vacacionales en la Alcudia (Mallorca) que jamás llevó a la realidad. Sus dibujos, más que a la propia casa se orientaban al propio tiempo, a ese lento tempo de asueto. La cobertura vegetal de ‘Emparrados’ ideada por 2drarquitectos que se elevaba sobre nuestras cabezas en Casa Murillo, crecerá después sobre la cubierta del colegio Huerta Santa Marina, y allí su existencia tendrá que ver con ese tiempo de recreo en el que los niños mirarán hacia arriba como lo hacíamos nosotros. Habrá un tiempo tranquilo en el que oír el rozarse de las hojas, en el que luz esté atrapada en ese toldo vegetal. Momentos de observación distraída, de juegos y voces infantiles. En el espacio-taller, observábamos una instalación que refiere dos mundos, uno sobre el otro. Desde abajo, mirábamos como niños la belleza de ese otro plano superior.
Unos pasos más sin bajar la mirada, de aquel soleado día de otoño viajamos a una lluvia azul de hojas y letras, monumento al jardín desaparecido de un patio de recreo. En el colegio Vélez de Guevara los niños conocen bien un pasado reciente de juegos con florecillas y tierra que más tarde se fundieron en cemento. Al descender la vista, la instalación ‘Agujeros’ de Cuartocreciente nos conectaba con una nueva vida que nace, símil del recién plantado ‘ombú bellasombra’ que devolverá el frescor a los juegos escolares. Mientras tanto, sentíamos que algo pasaba en la sala contigua. Atraídos por su energía, proseguimos nuestro paseo…
Aleteos, zumbidos y cantos de chicharra armonizaban con voces infantiles en una sinfonía orquestada por el músico Miguel Marín (Árbol). Caótica composición surgida del interior de una estructura ideada por la mente cósmica de Teresa Cruz y materializada por las poderosas manos de los niños y niñas de la comunidad del colegio Andalucía. Ese deslumbrador 'Meteorito polinizante' aterrizado en el centro de la habitación nos anunciaba su misión de combatir la alarmante extinción de insectos polinizadores, siendo una casa para seres terrestres que surcan el aire. Su destino será el feliz huerto recuperado con la dirección de Tamara Velasco en ese colegio de la Barriada Murillo (Polígono Sur).
Tras unos minutos con la vista pegada a la magia de ese aparato, esta vez era el silencio del siguiente espacio el que nos llamaba.
Ya con los pies allí, nuestros pulmones nos transmitían un bienestar instantáneo. En las plataformas luminosas que presidían la sala colgadas del techo se distinguía una masa húmeda transparente de la que nacían distintas especies de plantas, como Scindapsus Aureos (Poto), Hedera hélix (Hiedra), Philodendron Scandens (Filodendro trepador) o Helecho de Boston que hacían un trabajo constante de limpieza. Se trataba de unas ‘Atmósferas’ depuradoras de aire creadas por Studio Wet que absorbían CO2 liberando oxígeno y reduciendo la temperatura ambiente. Exactamente de esta forma lo concretó la NASA en 1989 a través del 'Clean air study' dirigido por el Doctor Bill Wolverton, director de la organización ambiental Wolverton Environmental Services en el que se distinguían cuáles son las especies capaces de depurar todas las partículas nocivas que hay en espacios interiores. Del techo de las aulas del colegio San José Obrero, colgarán estas plataformas y mantendrán su aire siempre renovado.
Al fondo de la habitación, entre la oscuridad, llamaba nuestra atención poderosamente una delicada mano infantil sosteniendo una rama desde el interior de una pequeña cúpula de cristal. A su alrededor, se advertían unas imágenes sin iluminar cuyos secretos se desvelaban al coger una linterna y apuntar hacia ellas, cual espeleólogo explorando una nueva gruta. Texturas, bodegones, claroscuros… instantáneas que nos recordaban al imaginario de Murillo. El fotógrafo Óscar Romero ha viajado a lo más pequeño e imperceptible de los procesos constructivos de esta experiencia en 'Retinas táctiles', desde el espíritu de aquel pintor barroco que este año celebramos.
Cuando parecía que nuestro camino entre paisajes había terminado, llegamos a un patio con aromas a lavanda y limón. Entre velos, luces y sombras tenebristas, unos 'Huertos' móviles embellecían el patio. En unas semanas vivirán rodeados de adolescentes en el IES Salvador Távora, cambiando su ubicación según la estación del año. El arquitecto Pablo Pardal y Pepa Gervasini de Ceninpa, han creado esta infraestructura gracias a la colaboración de los estudiantes, que a partir de ahora serán los responsables de mantener la vida de estos nuevos habitantes y también de disfrutar de sus deliciosos frutos.
Un poco más allá, detrás de una cortina, se escondía un pequeño cine que desvelaba los procesos de construcción de los paisajes visitados. En la introducción a la pieza documental ‘Fuera de cuadro’, un trajín de manos de aquí para allá dando forma a cosas nuevas. Detalles, miradas y texturas enmarcadas en una historia narrada por Javier Vila + Surnames.
Envueltos por la magia de esta experiencia, entre comentarios, comenzábamos a oír las asordinadas notas del oval de Miguel Marín (Árbol), acompañadas por la voz y la guitarra de Amanda Palma. A la luz de los huertos móviles asistíamos a un concierto galáctico, mientras llamaba nuestra atención la silueta de aquellos pequeños árboles que ya son más altos que aquel día.