Hace unos años, todas las alarmas saltaron cuando desde algunas asociaciones de productores se señaló la elevada contaminación por metales pesados de los naranjos de Sevilla, provocada por los gases de vehículos motorizados. Inmediatamente se paralizaron las subastas para la recogida de las naranjas de la ciudad, que tradicionalmente comenzaban el 7 de enero, y desde entonces no se han vuelto a recolectar las cosechas urbanas.
Hemos
comenzado una búsqueda que arroje luz sobre esta controversia, sondeando
investigaciones como las de Sabina Rossini y Benito Valdés quienes analizaron
las concentraciones de metales en los naranjos amargos de Sevilla y la ciudad
siciliana de Palermo Rossini Oliva, S. y
Valdés, B.: Metal concentrations in Seville orange –Citrus aurantium– fruits
from Seville –Spain– and Palermo –Italy–. En: Ann. Bot. Fennici, 2003, 40:
339-344. En dichas investigaciones se concluyen que los niveles
encontrados son inferiores a los concentraciones máximas a partir de los cuales
pueden considerarse peligrosos para la salud.
Similares
conclusiones publicaron dichos autores junto a Mª Dolores Mingorance en 2008,
en la revista Food and Chemical Toxicology, determinando que la mermelada de
naranja amarga de Sevilla es segura para el consumo humano cotidiano (previa
limpieza de su piel). Rossini
Oliva, S., Valdés, B. y Mingorance Álvarez, M.D.: Evaluation of Some Pollutant
Levels in Bitter Orange Trees: Implications for Human Health. En: Food and Chemical
Toxicology. 2008. Vol. 46. Núm. 1. Pag. 65-7.
Atendiendo
a estas apreciaciones, surge la necesidad de replantear esta controversia, con
el objetivo de determinar si la ciudad puede sondear un devenir alimentario
saludable.
Escenario
que, sin duda, requerirá de mejorar otras dimensiones que afectan al ecosistema
urbano, como mitigar la polución del tráfico, eliminar los combustibles con
plomo o fomentar el transporte a pie y en bicicleta. Propuestas y estrategias
todas ellas enfocadas a transformar la ciudad en un ecosistema fértil y
productivo.
Nota:
los aprovechamientos que se pueden obtener del naranjo amargo son muchos:
hojas, flores y frutos. Casi todo es útil, como el cerdo: desde su madera,
hasta sus aceites esenciales, ya sean de la fruta o de las flores (el apreciado
neroli). Cierto es que a nadie (excepto a algún turista despistado) se le
ocurre comerse en fresco una de sus naranjas, pero también es cierto que las
mermeladas de Seville orange alcanzaron
fama internacional, siendo también apreciada en otras recetas como el Canard à l'orange, gracias a su
gran capacidad aromatizante y rico contenido en pectina. En relación a esta
apreciación urge incentivar la adopción creativa de productos locales, en
cierta medida latentes, en la cultura culinaria de la ciudad.