Ficus carica L.
MoraceaeUno de los árboles frutales más antiguos, la higuera era ya conocida y cultivada por los pueblos del Próximo Oriente: una pintura egipcia de más de 4.500 años de antigüedad, en Beni Hassan, nos muestra una recolección de sus nutritivos y digestivos frutos, los higos. Estos aparecen también en el Antiguo Testamento como signo de abundancia en la Tierra Prometida. Según cuenta el Génesis, Adán y Eva, tras haber comido de la fruta del árbol del conocimiento, se cubrieron con hojas de higuera.
El nombre de Ficus proviene del antiguo nombre en latín con que los romanos designaban a este árbol. La palabra carica hace referencia a una zona del Asia Menor llamada Caria, de donde procedían los mejores y más famosos higos que se consumían en la antigua Roma. Se atribuyó entonces a la planta un valor positivo de fertilidad y bienestar por ser el árbol de los orígenes de esta cultura: la cesta en la que los fundadores de la ciudad, Rómulo y Remo, fueron abandonados en las aguas del Tíber se detuvo milagrosamente debajo de una higuera silvestre.
El fruto de la higuera formó también parte de la expedición magallánica: 16 quintales de higos, probablemente secos para su mejor conservación, estaban repartidos en las 5 naves que salieron de Sanlúcar de Barrameda. Resulta por lo demás curioso constatar cómo el higo, fruto claramente bien conocido por los expedicionarios, se utiliza como referencia para describir otras plantas hasta entonces ignotas. Cuando Antonio Pigafetta anota en su diario del viaje los alimentos que se encuentran en la isla de Guam, habla de una especie de higos de más de un palmo de largo, que no es sino el plátano malayo, fruto que volverá a ver en muchas de las islas durante viaje.